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“A la luz de los acontecimientos actuales, los fieles deben acudir en masa a la oración, en especial a la oración frente al Santísimo Sacramento”, escribe desde Luisiana (EE.UU.) Michelle Schroeder, en su columna de OSV Newsweekly.

Schroeder, autora de de The Handy Little Guide to Adoration (“La Guía Manual para la Adoración”), propone la Eucaristía como refugio, retiro y fortalecimiento de la fe en tiempos difíciles, como los que está pasando la Iglesia en Estados Unidos (y en buena parte del mundo) por los escándalos de abusos sexuales de sacerdotes.

“Adorar al Santísimo Sacramento nos da la oportunidad de calmar a nuestras almas inquietas, unirnos unas con otras y centrarnos en la razón por la que somos católicos”, escribe la autora estadounidense.

Con Viganó y McCarrick de fondo

“Desde los horrorosos detalles de la supuesta doble vida de McCarrick hasta la inquietante carta de Viganò, los católicos estamos sacudidos por nuestro núcleo colectivo”, afirma Schroeder.

En efecto, en su columna de OSV ella afirma que los católicos “estamos descorazonados” al escuchar palabras como “facciones” y “guerra civil” que se usan para describir el Cuerpo de Cristo y confundir a los clérigos que intentan desacreditarse mutuamente en los medios.

Mientras esperamos la verdad sobre quién sabe qué y cuán profundamente penetrará esta espada en el corazón de la Iglesia, nos sentamos en bancos, cansados y aturdidos mientras se leen las cartas de los obispos desde los púlpitos, sigue diciendo en su artículo la autora.

Para enfrentar la tormenta

“En este momento en el tiempo, la adoración es exactamente lo que nosotros y nuestra Iglesia necesitamos desesperadamente (…) En adoración, podemos contemplar la Pasión de Jesús, que nos muestra cómo capear esta tormenta en la Iglesia”, continúa diciendo Schroeder.

Por supuesto, insiste, deberíamos orar todo el tiempo, pero hay algo diferente cuando rezamos ante el Santísimo Sacramento. El acceso personal y directo nos permite ser más abiertos al Espíritu de Dios. La tranquilidad, que tan a menudo falta en nuestras vidas, permite que su amor nos impregne.

Más adelante, señala que se convirtió en una habitual en la capilla de adoración, ha experimentado “una paz más profunda y una fe más fuerte”.

Aclararse muchas cosas

Según Schroeder, en la adoración se obtiene “una claridad sobre Jesús” que no siempre se sabe que nos falta, solo por estar allí con él. “He sentido su presencia y guía real de una manera más profunda”, afirma.

Muchos católicos no participan en la adoración porque no están seguros de qué hacer, o creen que no están en el estado mental correcto para pasar tiempo con Jesús. “Pero él nos quiere allí, y tenemos que estar allí, especialmente ahora, independientemente del estado de ánimo en que nos encontremos”.

Schroeder señala que en adoración, como Jesús en Getsemaní, también debemos orar mientras leemos un titular devastador tras otro. “Cuando Jesús soportó el dolor insondable de la cruz, recibió fuerza de su madre, que estaba a su lado. Necesitamos seguir su ejemplo y buscar la intercesión de Nuestra Señora para fortalecernos en esta prueba”.

No hay mejor lugar

Schroeder completa su reflexión sobre la salida más cristiana de la crisis diciendo que, como seguidores de Cristo, “podemos y debemos esperar con la esperanza de la resurrección de su santa Iglesia, que es tan segura y tan prometida como su resurrección de entre los muertos”.

Enfrentados con la crisis actual en nuestra Iglesia, simplemente no hay mejor lugar para orar por el Cuerpo de Cristo que en la capilla de adoración. Allí, estamos muy cerca del cumplimiento de la promesa de Dios, refiere.

Y finaliza diciendo: “Ahora es el momento de aferrarse a la Eucaristía y unir nuestras oraciones a las oraciones de los fieles de todo el mundo, en su presencia viva”.


Fuente: Aleteia