Carta de Mons. Ramírez: Seguridad
San Juan Apóstol, 27-12-1993 Querido padre Tomás: En un día invernal, frío y gris, sentado en el avión, no sabíamos si el avión partiría pero finalmente despegó y en pocos segundos se elevó sobre las nubes. La escena era sorprendente. Filas y filas de nubes blancas onduladas matizadas con resplandores de un sol dorado. Esto, pensé, es lo que cada hora santa debería ser. “Yo soy la luz del mundo” (... »