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campamento eucaristico magallanes

El primer Campamento Eucarístico de la Virgen de la Patagonia fue iluminado por la luz de Cristo, que brilló sin cesar sobre 26 jóvenes, provenientes mayormente de la pastoral juvenil de las parroquias María Auxiliadora de Puerto Natales y San Miguel de Punta Arenas, así como 12 adultos de ambas ciudades (entre ellos, un grupo de adoradores de la parroquia Santa Teresa de Punta Arenas) y una familia de Ushuaia, Argentina.

El viernes 1° de Febrero los jóvenes partieron tras las huellas de Jesús: recorrieron el campo por el cual nuestro Señor Sacramentado había pasado el 1° de Diciembre para la inauguración del Santuario Eucarístico, meditando el llamado “Ven y Sígueme”. Al llegar al lugar denominado “la Roca de Cristo”, armaron su campamento y el P. Juan Solís celebró la misa. Al finalizar, Jesús Sacramentado se instaló en una preciosa gruta dominando el campamento, llenándolo de su Presencia.

Después de la velada con sus juegos y sus risas, los jóvenes se turnaron hasta el alba para estar con su Dios, siguiendo un camino de faroles en medio de una noche de paz sobrecogedora.

Del sábado (2 de Febrero) destacan unos momentos hermosos:

 

En la segunda noche de adoración, las estrellas fueron tan numerosas como las de la promesa de Abraham. Y la gruta iluminada por la presencia del Señor, en medio de esa noche, se parecía a la de Belén…

Finalmente el domingo, tras haber meditado la santidad juvenil a través de una grabación del P. Rodrigo Vargas, los jóvenes se dedicaron toda la mañana a preparar ellos mismos la eucaristía. La celebración culminó con una adoración juvenil, en la cual rindieron homenaje a Jesús Sacramentado a través de un baile y un canto rap al Señor.

Al concluir el campamento, los jóvenes resaltaron la alegría de haberse conocido y compartido entre ambas comunidades; y para algunos de ellos, la experiencia impactante de la adoración nocturna. Los adultos quedamos también maravillados por la belleza de la adoración en la naturaleza y los vínculos fraternos que se tejieron entre nosotros.

No alcanzan las palabras para agradecer a todas las personas que rezaron para que este milagro de comunión se hiciera realidad. Pero sí podemos dar testimonio y lo hacemos de todo corazón: ¡el Cuerpo de Cristo está vivo! En todo momento…

(Texto de Sigolène Moulin, organizadora)


Fuentes: Iglesia de Mallanes / El Amigo de la Familia