Fiesta del Santo Rosario, 7 de Octubre de 1993
Querido padre Tomás:
Mientras lees esta carta, por favor, saca tu rosario del bolsillo y observa cómo cada cuenta se conecta con la otra. Nuestra Madre también hace este tipo de “conexiones” entre la gente. Ella origina una cadena de circunstancias para la gloria de su Hijo en el Santísimo Sacramento.
Te doy un ejemplo. Hace exactamente cuatro años, el Papa fue a Seúl, Corea, para el 44° Congreso Eucarístico Internacional [1989]. Gracias al estímulo de miles de personas de todo el mundo, Juan Pablo II eligió visitar una capilla de adoración perpetua como su primera escala después de llegar al aeropuerto.
En ese lugar, la Iglesia del Buen Pastor, el Santo Padre dio una charla a los cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos acerca de la importancia de la adoración en la vida sacerdotal. El Papa indicó que lo “más apropiado” era que su primera visita en Corea fuera una capilla de adoración perpetua.
Esa tarde el Secretario Ejecutivo del Congreso nos visitó al padre Farrell, al padre Martín y a mí en la casa Maryknoll, donde nos hospedábamos. Él quería saber cómo había empezado todo este maravilloso trabajo de la adoración perpetua que había logrado establecer cientos de capillas tanto en Corea como en Filipinas.
De esa reunión con el Secretario Ejecutivo surgió una invitación para ir a Roma y presentar al Santo Padre un álbum con todas las capillas instauradas en Asia.
El padre Martín no quería ir a menos que yo lo acompañara. Como la visita era muy importante, decidí ir. Se fijó la fecha y como todos llegaríamos de distintas partes, decidimos encontrarnos a una hora determinada en la capilla de adoración de la Basílica de San Pedro.
Al finalizar la grata reunión, cuando salíamos de la capilla de San Pedro, conocimos a un seminarista. Se entusiasmó cuando supo el motivo por el que estábamos en Roma y nos dijo que él también, cuando fuera sacerdote, iba a propagar la adoración perpetua.
El seminarista es ahora el padre Vicente Pericone, que difunde la adoración perpetua en el Reino Unido. Antes de ir a Manila, él le comentó a un amigo laico el propósito de su misión, quien a su vez se lo contó a José De Luca. José fue ordenado junto con Vicente y ahora está fomentando con mucho éxito la adoración perpetua por todos los Estados Unidos. El padre José ha sido instrumento de muchas vocaciones para los Misioneros del Santísimo Sacramento.
¿Entiendes ahora, amigo, a lo que me refiero acerca de las “conexiones”? Desde Seúl a Roma, a Manila y al mundo entero, la Santísima Madre está haciendo un “rosario vivo” para glorificar a su Hijo en el Santísimo Sacramento.
Si todavía tienes el rosario en tus manos, hay una sola cosa más que te quiero decir. Cuando rezas el rosario en la presencia del Santísimo Sacramento, tú amas a Jesús con el Corazón de María. Unido al Corazón de María por el rosario, haces una perfecta hora santa porque entonces amas a Jesús con el amor perfecto de María.
Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico,