Teresa Bui Thi Luu pasa una hora al día “hablando con Jesús” delante de la Custodia en su iglesia de Pleiku City, en el altiplano central de Vietnam. “Creo que Jesús en la Eucaristía acompaña y bendice a mi familia”, dice esta mujer de unos 60 años, de la parroquia católica de Thang Thien.

La Sra. Luu, antigua comerciante de pescado, explica que su suegra budista murió en 2017 y que el funeral coincidió con el mismo día del matrimonio religioso de su hija. Debido a que su difunto esposo era el hijo mayor, por tradición ella tuvo que asumir la tarea de colaborar con la organización del funeral budista:

“Le recé a Jesús para que me ayudara a celebrar bien ambos eventos y Él me atendió. Después del funeral tuve tiempo suficiente para llegar a la boda de mi hija en la iglesia”.

Cuenta que sus parientes valoraron el cuidado con que hizo los arreglos para el funeral y la boda. Muchos de sus compañeros de la Asociación de Adoración Eucarística local también asistieron a los eventos.

Adoración de laicos en franco crecimiento

La Hna. Maria Nguyễn Thị Tuyết Lan cuenta que las Siervas del Santísimo Sacramento (Sacramentinas) fundaron esta Asociación eucarística el año 2005 en su casa central de Biên Hòa, ciudad de la provincia sureña de Đồng Nai. Sor Lan, que ha estado a cargo de la Asociación desde que fuera fundada, señala que partieron con nueve miembros, pero ahora cuentan 1.041 miembros de siete parroquias y nueve centros misioneros en la ciudad de Pleiku. Entre sus integrantes figuran la mayoría Kinh y varios grupos étnicos minoritarios.

La Asociación suma 8.000 miembros en todo Vietnam.

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Sor Lan, que ronda los 60 años, explica el objetivo de la Asociación: fomentar la devoción a la Eucaristía, el “gran misterio de la fe”, para vivir de ella y dar testimonio de ella.

“Enseñamos a comprender plenamente el Santísimo Sacramento, a realizar adoración eucarística y a componer oraciones para la adoración”, añade. Las Sacramentinas trabajan en ocho de las 26 diócesis del país.

Adoradores y a la vez, misioneros

La Sra. Luu cuenta que su marido admiraba las cualidades y la vida de fe de estas religiosas, y se hizo católico antes de morir, nueve años atrás.

Hoy también sus hijos adoran a Jesús en la Eucaristía y tratan de llevar una buena vida para atraer a la fe a los demás miembros de la familia paterna. Ella le agradece a la Asociación haberla ayudado a mejorar su vida espiritual desde que se unió en 2009.

La Hermana Maria Lan, ex superiora de la comunidad religiosa establecida en Pleiku el año 2000, comenta que los laicos de la Asociación se reúnen para asistir a la adoración eucarística el primer jueves de cada mes en el convento de las monjas, y los jueves restantes celebran encuentros en iglesias y capillas.

Muchos adoradores forman grupos para rendir culto diario a la Eucaristía, mientras en algunas parroquias adoran al Santísimo Sacramento cada domingo a jornada completa, con 24 turnos de una hora. “Muchas personas hacen visitas al Santísimo de camino a su casa después de trabajar en el campo”, cuenta Sor Lan. La Asociación incluye a miembros de otras asociaciones como la Legión de María, Parejas para Cristo, coros y catequistas.

Los candidatos deben ser mayores de 18 años y pasar un tiempo de prueba, que varía de seis meses a un año, antes de convertirse en miembros plenos de la Asociación.

Una vez como miembros oficiales, cooperan con las monjas para reconciliar a parejas casadas con la Iglesia, a que los católicos no practicantes vuelvan a la fe, a enseñar el catecismo a nuevos católicos, y a poner niños con discapacidades bajo el cuidado de las Hermanas en el convento.

Historias al pie de la hostia

La Hna. Maria Trần Le Trịnh, superiora de las Sacramentinas, destaca que la Asociación ha unido con éxito a varios grupos étnicos para amar y adorar a Dios. “Es importante que sientan paz en su alma, que asistan regularmente a Misa y reciban la Eucaristía”, señala Trịnh.

Juntos visitan a los miembros enfermos, accidentados o necesitados de consuelo tras alguna pérdida importante. “Acompañamos a los adoradores fallecidos en sus funerales y oramos por ellos mensual y anualmente”, agrega. También invitan a más gente a la Asociación para que puedan beneficiarse con el impacto de Jesús-Hostia.

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Petrus Ksor Juh (arriba en la foto con chaleco anaranjado), miembro de la etnia Jarai en la Parroquia de Plei Chuet, cuenta que ingresó en la Asociación hace unos años por invitación de la Hermana Lan. “Sentimos el amor de Dios en nosotros y nos acercamos a Él mientras realizamos la Hora Santa”, reflexiona este hombre de 60 años, añadiendo que su esposa también se unió a la Asociación.

Todos los miembros locales de la Asociación Eucarística, que trabajan duro en los campos, hacen una Hora Santa en la iglesia los domingos por la noche.


Fuente: Global Sisters Report