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Pedro Julián Eymard nació en el seno de una familia muy piadosa. Desde muy pequeño era llevado por su madre a las bendiciones con el Santísimo Sacramento y su corazón se abrió temprano a los encantos de la Eucaristía.

En cierta ocasión, anduvieron buscándole bastante tiempo. Había desaparecido de su casa. Su hermana fue corriendo a la iglesia y no vio a nadie. Pero allí estaba Pedro, escondido de todos, ¡muy cerca del sagrario! Bien sabía que detrás de aquella puerta dorada, en aquel pequeño tabernáculo, el Buen Jesús vivía solo. Animado por la soledad, ingresa en la capilla mayor y se aproxima al altar. Quería estar más cerca del Divino Maestro, tocar el sagrario. Pero, ¿cómo llegar hasta allí? Mira alrededor del altar y ve, apoyado en él, un banquito que servía para exponer el ostensorio. Sube por ese banquito y se aproxima al Santísimo Sacramento, apoyando la cabecita contra el tabernáculo, hablando con Jesús, dirigiéndole sus súplicas infantiles.

Estuvo allí mucho tiempo. Por fin, su hermana descubrió el escondite y le preguntó:

–¿Qué haces ahí?

–Mi oración, respondió. Estoy más cerca de Jesús y le oigo.

Tenía entonces cinco años.

Fue a la luz de Cristo Eucarístico que Pedro descubrió su vocación religiosa, convirtiéndose en sacerdote celosísimo hasta el punto de ser comparado al Santo Cura de Ars. Tan fervorosa era su parroquia que un año consiguió que todos los fieles, sin excepción, cumpliesen con la obligación pascual de confesarse y comulgar por lo menos una vez al año, por Pascua de Resurrección.

No obstante, San Pedro Julián Eymard se daba cuenta de la indiferencia que el pueblo tenía al respecto de Jesús Eucarístico e inspirado por la Virgen María, fundó el Instituto del Santísimo Sacramento, porque había llegado a la siguiente conclusión: “Es necesario sacar a Cristo del sagrario, presentarlo al pueblo como gran Señor, Maestro, Salvador, que está vivo y real en medio de nosotros”.

Marcó a toda la Iglesia con el verdadero culto a Jesús Eucarístico.

Fuente: Jesús con Nosotros con la Eucaristía.

Ilustración: Joaquín Matus.

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