A Dios le agradaban todos los sacrificios de la Antigua Ley. Pero los holocaustos de épocas pasadas fueron meras prefiguras del Sacrificio del Calvario. Y como la Misa es una renovación incruenta de este acto excelso, todos los antiguos sacrificios, sumados, no valen una sola Celebración Eucarística.
Fuente: Jesús con Nosotros en la Eucaristía. 2005. Ilustración: Joaquín Matus.