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“Es el Señor quien lo ha hecho. Ha sido un milagro patente” – Salmo 117.

El viernes 19 de junio, con la consagración del altar y la iglesia dedicada a Jesús Rey Sacramentado, se completó la última etapa de la construcción del monasterio de la comunidad de Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento de la localidad rural de Colonia Tres Puentes, en la Comuna de Puerto Varas.

En una solemne ceremonia, presidida por el Arzobispo de Puerto Montt, Monseñor Cristián Caro, una numerosa concurrencia fue testigo de la consagración de la iglesia y su altar, así como la bendición del nuevo sagrario y la custodia que servirá para la adoración diaria del Santísimo Sacramento.

Asistieron además el obispo de Osorno, Monseñor Juan Barros, sacerdotes y diáconos de la Arquidiócesis de Puerto Montt y un grupo de Heraldos del Evangelio, quienes entonaron solemnemente los himnos de la liturgia.

Esta obra fue posible gracias a la colaboración de innumerables personas, amigos, voluntarios y bienhechores que, unidos a la generosa Providencia de Dios, unieron sus esfuerzos para contar hoy con un lugar para honrar y adorar la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Santa Eucaristía.

Historia

Interior de la capilla
Interior de la capilla

La madrugada del sábado 30 de mayo de 1992, marcó para siempre la vida del difunto Padre Roberto Icarte. Esa noche, un grupo de desconocidos ingresaron al templo de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, donde profanaron brutalmente el Santísimo Sacramento, rompiendo el sagrario y llevándose las hostias consagradas.

El hecho causó profundo dolor en toda la comunidad y especialmente en su párroco, el padre Roberto, quien luego del hecho prometió a Dios no descansar hasta reparar la grave ofensa sufrida por Jesús Sacramentado.

Así comenzó un largo peregrinar en búsqueda de una orden de monjas contemplativas que quisiera instalarse en la arquidiócesis y fue así como logró entusiasmar a un grupo de adoratrices perpetuas del santísimo sacramento, para que dejaran su monasterio en México para venirse a Chile y fundar en esta arquidiócesis una nueva comunidad.

Fue así que el 5 de septiembre del año 2000, un grupo de adoratrices llegaba a Puerto Montt para instalarse provisoriamente en Colegual. Allí acompañadas por un grupo de laicos voluntarios iniciaron una campaña para adquirir un terreno y levantar un monasterio que tendría un templo dedicado a Jesús Rey Sacramentado.

Quince años después, ese anhelo de un sacerdote amante de la Eucaristía se hizo realidad, gracias a muchas voluntades, unidas a la entrega de un grupo de mujeres consagradas a Dios que han prometido dedicar este lugar a reparar con amor las ofensas recibidas por Jesús Sacramentado.

Fuente: Comunicaciones Puerto Montt