Testimonio: Jesús vuelve dulce los dolores

Por Luz Marina Román Duk, Adoradora Perpetua Parroquia Santa Gema Galgani, Santiago de Chile
Un 1 de Mayo de 20216, Jesús tocó mi corazón, porque ese sábado en la mañana, comenzó una aventura que no termina, la aventura de reverenciarlo, de amarlo y acompañarlo en oración, en silente y profunda conversación, desde lo más profundo del alma, la aventura de Adorarlo en su presencia real y verdadera, bajo el velo sacramental.
Jesús ya había puesto la semilla en mí, cuando vi en una red social un testimonio de Capilla de Adoración Perpetua en un país distinto del mío y sentí el anhelo de acercarme a adorarlo también. No tuve que buscar mucho, ya que el Señor vino a mi casa y tocó mi puerta. Nuestro párroco, un hombre lleno del Espíritu Santo, la llevó a nosotros y comenzó la aventura que sigue hasta hoy, siete años después.
No puedo, en estas breves líneas, registrar el río interminable de gracias que he recibido desde entonces, cómo Jesús me ha transformado poco a poco, sábado a sábado. Solo puedo decir que ya no soy la misma persona que inició este periplo. Todo mi ser se ha llenado de su luz, no sólo para mí, sino también para mis hermanos, para compartir con ellos este tesoro de amor total de un Dios que me perdona y me ama sin límites. He vivido mucho dolor, enfermedades, pruebas, humillaciones y dificultades, pero todas ellas son dulces si las pongo al pie de su cruz llena de amor puro y verdadero.
Desde hace algunos meses he estado atribulada por la enfermedad de mis seres más queridos: mi padre y mi esposo. El primero con cáncer y el segundo con una diabetes descontrolada. En medio de la tormenta los entregué al Señor rogándole por el milagro de la restauración de su salud y por las fuerzas necesarias para su cuidado. Poco a poco hemos ido saliendo adelante y estamos viviendo el proceso de curación de ambos en el milagro de su presencia eucarística, sin el cual no hubiese sido posible afrontar estas pruebas con aceptación y abandono a los pies de la cruz de nuestro Señor. Gracias Dios mío por el regalo de tu presencia en la Adoración Eucarística. Sin ti, nada sería posible.
En un mundo que parece cada vez más oscuro, la luz del Señor rompe las tinieblas e irrumpe como la única esperanza de salvación, porque Él está con nosotros hasta el fin de los tiempos, Él venció a la muerte y es nuestra victoria. Mi alma es suya para siempre.

Av. Suecia 3100, Ñuñoa
Secretaria parroquial: Sra. María Guadalupe Sánchez – Tel. +56 2 2204 2754
E-
mail: santiago@pasionistas.cl
Coordinadora: Elizabeth Astudillo