Por Gema Mera Polh

Se trata de la primera capilla en la cual el Santísimo Sacramento está incrustado en el muro, lo que hace que toda la construcción sea propiamente una custodia (de aquí el concepto “Capilla-Custodia”).

La Capilla de Adoración Perpetua comenzó en el año 2014, con adoración diurna en la capilla del Obispado de Villarrica, donde funcionaba desde las 8:30 hasta las 12:30. Tras dos años de adoración diurna, el 18 de agosto del año 2016, fiesta de San Alberto Hurtado, se dio inicio a la adoración perpetua.

El 18 de agosto de 2018, en el segundo aniversario de la Capilla de Adoración Perpetua, se colocó y bendijo la primera piedra, en vistas de la construcción de la capilla definitiva. En el año 2020, en la fiesta de Santa Teresa de los Andes, Mons. Francisco Javier Stegmeier bendijo la obra de construcción de la Capilla, que fue construida por la Fundación Latens, quienes desde el 2013 trabaja en la misión de favorecer el encuentro con Dios.

En pandemia, 24/7

En ese año 2020 llega al mundo la pandemia del Covid 19. La Capilla de Adoración Perpetua nunca cerró sus puertas. La oración sostuvo a los adoradores en momentos en que el mundo era invadido por la incertidumbre, abandono, soledad, angustia y ansiedad. Jesús Eucarístico estaba ahí presente, esperándonos y amándonos, para darnos la fuerza y la fe para seguir sin miedo en nuestro día a día.

El sueño se hace realidad

El 18 de agosto de 2021 se cumple el sueño en la Diócesis de Villarrica: se inaugura solemnemente la Capilla de Adoración Perpetua. Gracias a Jesús, María y José, junto a la Fundación Latens y todos los adoradores de Villarrica, nuestra Capilla sigue funcionando 24/7 hasta el día de hoy.

Hacemos una invitación a todo el que quiera adorar a Jesús con un turno y estar siempre junto a Él que está vivo y esperándote.

“Desde la Eucaristía son incontables las gracias que derrama el Corazón de Jesús en el adorador. Y una de esas gracias es suscitar la esperanza de que algún día, como la Virgen María, contemplaremos al Señor cara a cara. Y Él saciará plenamente nuestra hambre de ser amados infinitamente y de amar con todo nuestro corazón. Seremos felices hasta no poder más”. Mons. Francisco Javier Stegmeier, Obispo de Villarrica.