La idea principal era disponer de un lugar y un tiempo sin interrupciones de oración y adoración, y que la misma “forma” sacramental, aunque siempre resguardada por el ostensorio, no corriera riesgos de daño o robo como había sido en otras ocasiones y con otros elementos litúrgicos, que obligaban a vigilar o resguardar con especial atención, impidiendo la permanencia de estos elementos en los lugares sagrados.

Por su naturaleza arquitectónica, la iglesia parroquial de san Vicente Ferrer, cuenta con un espacio contiguo que es contemplado como lugar sagrado a un costado del presbiterio. Antiguamente llamado “capilla de hombres” que, en efecto, su único fin era el de recibir varones durante los actos de culto. Luego, por acomodos propios después de un terremoto (1997) de magnitud 7,1, este espacio pasó a ocuparse como sacristía principal y después de la correspondiente restauración que data del año 2000 pasa a ser la capilla de la reserva del Santísimo Sacramento que estaba resguardado bajo sagrario.

Después de mucha oración procurando obedecer a la Voluntad de Dios, estudio profundo de la liturgia y observando las necesidades espirituales de la comunidad católica, decidimos que el sagrario estaría en el centro del presbiterio de la nave principal, como lo aconseja el papa Benedicto XVI en el número 6 de la exhortación apostólica  “Sacramentum Caritatis”, y que habría un espacio destinado a la adoración libre y permanente de la Sagrada Hostia, expuesta en una antigua y hermosa custodia que pertenece a una iglesia en desuso de nuestro territorio parroquial.

De esta manera, todos los fieles, desde el principio de este año 2024, tienen la posibilidad de participar en todos los actos litúrgicos con Presencia Real del Señor Jesús en el sagrario, y en ausencia de estos actos, basta con entrar a la iglesia parroquial para contemplar al Señor. Pero más grande es la Gracia que Dios nos da al permitirnos, además, tener un espacio contiguo, silencioso, iluminado apropiadamente, con asientos individuales y algunos reclinatorios, en los que con plena independencia de lo que está pasando en el templo parroquial (como bautizos, matrimonios, funerales, etc.) pueden adorar a Dios, expuesto en la ostensorio hermosamente iluminado que permite que cualquier persona que ingrese allí, tenga la sensación de la invitación permanente de Jesucristo que nos dice: “He aquí mi corazón que ha amado a tantos…” (Relatos de Santa Maria Margarita Alacoque, vidente del Sagrado Corazón de Jesús).

La comunidad parroquial ha valorado la grandeza de este lugar de adoración, se puede contemplar personas en varias ocasiones del día que acuden espontáneamente a hacer oración. Y muchas otras personas que sin pertenecer a la comunidad propiamente tal, nos han comentado lo bueno y significativo que ha sido encontrarse con esta capilla de adoración permanente. Esto es virtud de dos aspectos relevantes; La localización de nuestro templo, que se ubica en pleno centro de la ciudad (Miguel Aguirre 222) y la promoción de la cultura católica de la Adoración Eucarística. Muchas comunidades han desistido de la práctica litúrgica de la “Adoración al Santísimo”, a diferencia de nuestra comunidad que aumentamos la frecuencia de actos semanales a adoración diaria. También es destacable como la práctica de construir una “capilla de la reserva” en los lugares que incluso antes no la tenían, han ido creando una especie de inaccesibilidad para el transeúnte común, aunque, sin duda, creemos que siempre se ha hecho con la mejor de las intenciones.

Por motivos meramente organizativos y de temporalidad, esta comunidad parroquial está en etapa de formación y profundización de una espiritualidad eucarística, lo que nos permite hasta ahora atender nuestra capilla de adoración permanente con los horarios estipulados de funcionamiento del templo parroquial, vale decir entre las 8:30 horas y las 13:00 horas, y luego entre las 15:00 horas y las 18:30 horas. Pero no dejamos de soñar en el Señor, y de Él esperamos, que logremos una capilla de Adoración Perpetua, en la que una comunidad de adoradores tenga acceso a tiempo completo a elevar oraciones, actos de amor y desagravios, y perpetuos cánticos de alabanza, a Aquel que es el Amor de los Amores.