Reflexión: Adoramos, camino de la Pascua
La llamada insistente y amorosa a la conversión de este tiempo cuaresmal adquiere una resonancia particular en la Adoración. “Convertíos a Mí de todo corazón”, “dejaos reconciliar”. Es como un grito del Dios misericordioso dirigido a su pueblo.
“Tocad trompeta en Sión, convocad a la asamblea…llamad a los ancianos, congregad a los muchachos y a los niños…”. Decid: “Ten compasión de tu pueblo, Señor… y Dios perdonó a su pueblo”. Jl. 2,12-18
Esta voz llena de ternura resuena muy clara en el silencio contemplativo de nuestras capillas de Adoración. Genera un diálogo amoroso entre JESÚS y el adorador, entre el pecador y el tres veces Santo, entre el discípulo y el Maestro, que conduce suavemente a la reconciliación, a la conversión y a la sanación. Duele, pero es suave; hiere, pero sana; pesa, pero es ligera.
Sin ruido exterior, con las miradas entrecruzadas, Él te mira y tú le miras, de su Corazón al tuyo, se recorre un camino penitencial en el que se pasa de la oscuridad a la luz, del dolor al gozo, del pecado al perdón, de la muerte a la Vida. Es la Pascua. ¿Caminamos? ¿Adoramos?
P. Carlos Cano (C.P.) Párroco en Santa Gema Galgani, Ñuñoa y miembro de AEChile